Cortamos los higos en rodajas, y machacamos en un mortero los pistachos. En una bandeja cortamos y extendemos una burrata, y la cubrimos con rodajas de higo. Colocamos otra burrata en el centro y cubrimos también con higos. Salpimentamos, añadiendo aceite y vinagre.
Y es que los higos acompañan al hombre desde hace al menos 7.000 años, que es de cuando datan los primeros registros. En todas las culturas bañadas por el Mediterráneo, desde egipcios y griegos hasta romanos, los higos han sido un alimento fundamental. Por su parte, la burrata tiene un origen mucho más reciente, no aparece hasta el siglo XX en Italia. Es un queso fresco de pasta hilada, que se puede elaborar con leche de búfala o de vaca, y es muy similar a la mozzarella, pero se diferencia fundamentalmente en su doble textura, lo que permite “jugar” con ella en multitud de platos como éste que te presentamos, y que es realmente fácil de preparar.
El toque final lo damos incorporando los pistachos machacados.
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