El café frío ya no es cosa solo del verano. Aunque en los días de calor es el compañero ideal, los cafés refrigerados se han colado en nuestras vidas para quedarse todo el año. Son cómodos, ricos y tienen ese puntito sofisticado que los hace irresistibles. Y no solo eso: varios estudios apuntan que tomar café moderadamente trae beneficios para el corazón, la mente y el metabolismo. ¿Quién se resiste?
Los cafés refrigerados, aunque hoy son un básico en las neveras de todo el país, tienen una historia que comienza lejos de aquí. Originarios de Japón y Estados Unidos, donde hace décadas se popularizaron dentro de la cultura del café rápido y listo para llevar, estos productos impulsaron la creación de la tendencia ready to drink, que revolucionó la forma de consumir café. Esta tendencia apostó por la practicidad sin renunciar a la calidad, adaptándose a estilos de vida urbanos y acelerados.
En España, esta novedad exótica llegó hace algunos años y desde entonces ha ido ganando terreno, hasta convertirse en una categoría en constante crecimiento. Actualmente, los cafés refrigerados están disponibles en casi todos los supermercados, con una oferta que abarca desde cafés suaves y cremosos hasta opciones más intensas con espresso, y variedad en tipos de leche —entera, vegetal o sin lactosa— así como versiones con o sin azúcar.
Lejos de la idea de que estos cafés sean productos de baja calidad o meras imitaciones industriales, muchas marcas apuestan por ingredientes seleccionados, procesos cuidadosos y recetas que respetan el sabor original del café. Esto ha contribuido a que el consumidor perciba estos productos como una opción válida y atractiva dentro del mercado del café.
Más allá de su conveniencia, los cafés refrigerados tienen más de un punto a favor. El primero, evidente: la comodidad. No necesitas cafetera ni tiempo. Solo abrir, agitar y beber.
El segundo, más sutil, está en el paladar: al tomarse fríos, los sabores suelen ser más suaves, menos amargos, y con una textura que resulta más agradable en los días de calor. Además, siguen aportando cafeína —algunos incluso en versiones más intensas que el café convencional—, lo que los convierte en un aliado perfecto para activarse sin complicaciones y mantener la concentración en el trabajo o el estudio.
Desde un punto de vista nutricional, el café refrigerado puede ser una opción interesante para quienes buscan controlar su ingesta calórica, ya que muchas versiones sin azúcar ni aditivos aportan muy pocas calorías. También existen opciones enriquecidas con ingredientes funcionales como vitaminas del grupo B, antioxidantes o proteínas, que contribuyen al bienestar general, fortalecen el sistema inmunitario y ayudan a recuperar energía tras la actividad física.
Para quienes siguen dietas especiales o tienen intolerancias, las versiones con leche vegetal o sin lactosa amplían el abanico de posibilidades sin sacrificar el sabor.
El espresso suave con leches desnatada y semidesnatada y un sabor cremoso y con notas tostadas. Sin gluten y sin complicaciones, listo para llevar y darte un extra de energía.
Intenso y cremoso, este macchiato combina el café arábica con la suavidad justa. Con 35 mg de cafeína por 100 ml de producto. Ideal para quienes no negocian con el momento del café pero controlando la cafeína.
Desnatado, sin azúcar y sin lactosa… pero con todo el sabor de un cappuccino con cacao. Para los que lo quieren todo (menos las calorías; no llega a 85 kcal.).
Nada menos que con 28 g de proteína, sin lactosa, sin azúcares añadidos y con todo el sabor del café arábica. Ideal como ayuda funcional o dosis exprés de energía: agítalo bien, tómalo muy frío… y a tope.
La vainilla de Guatemala (sostenible) le da un giro delicado al café arábica. Ligero, sin gluten y perfecto para un capricho que apuesta por la buena armonía.
Suave, cremoso y con auténtico sabor a galleta, este café frío es el capricho en botella para los más dulceros. Combina café arábica, leche y un toque de nata con trocitos de galleta, en una fórmula que recuerda a un postre de cafetería… pero listo para tomar donde quieras.
El café arábica de origen sostenible se mezcla con leche semidesnatada y un toque de caramelo tostado para lograr una bebida con cuerpo y un final envolvente. Una pausa con sabor y personalidad.
Con espresso intenso, leche cremosa y chocolate con un toque a sal marina. Esta edición limitada está pensada para una pausa con calma.
Plant-based, suave y con el punch justo de café. Ideal para quienes buscan alternativas sin lácteos con sabor real y lo mejor de la avena.
De origen suizo, este café largo sin azúcares añadidos viene con agua purificada y un toque de enzima lactasa para hacerlo apto a quienes evitan la lactosa. Con apenas 3 kcal. por vaso, es la opción ideal para quienes buscan un café auténtico, ligero y sin remordimientos.
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