Cortamos la calabaza en dados, la cebolleta y los ajetes en rodajas y 5 láminas de jengibre. En una cazuela o sartén honda ponemos el aceite de coco, añadimos la cebolleta, el ajete, el jengibre y rehogamos unos 10 minutos. Añadimos la calabaza y rehogamos 5 minutos, incorporamos la leche de coco, el yogur, las espinacas, las especias y dos cucharadas de pasta tandoori. Mezclamos todo bien y dejamos cocer hasta que la calabaza esté tierna.
Cortamos la calabaza en dados, la cebolleta y los ajetes en rodajas y 5 láminas de jengibre. En una cazuela o sartén honda ponemos el aceite de coco, añadimos la cebolleta, el ajete, el jengibre y rehogamos unos 10 minutos. Añadimos la calabaza y rehogamos 5 minutos, incorporamos la leche de coco, el yogur, las espinacas, las especias y dos cucharadas de pasta tandoori. Mezclamos todo bien y dejamos cocer hasta que la calabaza esté tierna.
Y es que el origen de la palabra curry viene del tamil kari, que significa ‘salsa’. Aunque hoy en día el término curry se refiere tanto a la salsa como a los platos preparados con esa salsa. Para crear el curry se utilizan muchas especias, dependiendo de la región donde se elabore, entre las que se encuentran guindilla, cardamomo, cilantro, comino, cúrcuma, jengibre, mostaza o pimienta. El resultado puede ir de moderadamente picante a muy picante. Aunque el origen es del sudeste asiático, con la India como su mayor exponente internacional, el éxito universal del curry proviene de su comercio al resto del planeta gracias a holandeses y, sobre todo, a los ingleses que lo acabaron adoptando como un elemento fundamental de sus cocinas. Hoy en día, el curry y su penetrante aroma se encuentra en todas las grandes ciudades del mundo.
Para disfrutar de este plato, servimos con arroz basmati, un poco de cilantro y pan de pita.
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