Las alcachofas son un producto muy interesante, tanto en el plano nutricional como en el gastronómico, ya que esta planta es muy ligera, por lo que resulta ideal en dietas hipocalóricas. Además, por su sabor, tiene muchas propiedades que las hacen muy atractivas en la cocina.
Aprovechando que en primavera todos pensamos en recetas ligeras, y que este producto aún sigue de temporada, vamos a explicar sus propiedades y de paso os contamos cómo limpiar las alcachofas frescas para dejarlas listas para su consumo y posteriormente daremos algunas recomendaciones para su aprovechamiento y algunas recetas en las que se puede utilizar tanto la alcachofa fresca como la que encontramos en conserva.
Propiedades de las alcachofas
Las alcachofas son una verdura con gran efecto diurético que unido a su bajo contenido calórico, hace que sean muy apreciadas cuando se quieren hacer comidas que nos ayuden en los propósitos de encontrarnos más ligeros, en especial en esta época del año.
Además de diuréticas, las alcachofas ayudan a eliminar toxinas y reducir el nivel de ácido úrico debido a su contenido en potasio, e incluso son muy útiles para ayudar a reducir los niveles de colesterol, ya que se consideran un alimento depurativo que ayuda a mejorar el metabolismo de los que las consumen.
Dejando de lado todas estas características y propiedades, los mayores valores que se atribuyen a las alcachofas son los organolépticos o gastronómicos, ya que cada vez más personas encuentran en este producto un auténtico manjar, si se prepara como es debido.
Limpieza de las alcachofas
Para limpiar las alcachofas frescas, preparamos un cuenco amplio y lo llenamos hasta la mitad con agua y el zumo exprimido de medio limón. Añadimos también 4 ramas de perejil cortadas en trozos que incrementarán el poder antioxidante del agua de limón para evitar que las alcachofas se pongan negras.
Con las manos, retiramos las hojas exteriores de las alcachofas, hasta llegar a las hojas más amarillentas y claras. Con un cuchillo, se pela el rabo y se repasa la parte de debajo de la alcachofa para retirar los restos de las hojas arrancadas, y se corta un trozo del extremo del rabillo.
De la parte de arriba de la alcachofa, se corta la punta –aproximadamente dos o tres cm – y ya se mete en el agua para que no se oxiden. Si la alcachofa tiene pelusilla en el interior se retira raspando con un cuchillo. Una vez bien limpias, dependiendo de cómo se vayan a cocinar, las alcachofas se dejarán enteras o se cortarán en mitades o cuartos.
Ideas para cocinar con alcachofas
Las alcachofas están buenísimas tanto fritas como cocidas o guisadas. Puedes hacer con ellas platos de pasta como estos fusilli con salsa de alcachofas. Para hacer este plato puedes utilizar alcachofas frescas o comprar los deliciosos corazones de alcachofa que encontrarás en conserva todo el año.
Si se van a hacer guisos con alcachofa, se puede cortar la alcachofa por la mitad a lo largo, o partirlas en cuartos. Si se van a hacer fritas, para servir como guarnición pueden cortarse en cuartos como en esta receta de tacos de solomillo con alcachofas, o incluso en láminas finas para que queden muy crujientes. Si se van a presentar como alcachofas rellenas, se dejan las alcachofas enteras, cortando la base para que se mantengan de pie.
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