Cuando llega septiembre, y volvemos a casa, lo primero que tenemos que hacer es llenar la despensa de los mejores productos y que más tiempo aguantan: las conservas. Por fortuna, las huertas españolas nos dan algunas de las mejores hortalizas del mundo, como las alcachofas, los pimientos o los espárragos. Conoce todo sobre estas delicias terrenales y te damos unos consejos sobre cómo prepararlas.
Los espárragos blancos son uno de los grandes tesoros de nuestra gastronomía. Hay constancia de que los egipcios los consumían hace cinco mil años, y los romanos, que fueron quienes los introdujeron en España, consideraban que tenían propiedades terapéuticas.
Se trata del tallo principal de la planta Asparagus Officinalis, que se recoge durante la primavera antes de que salga de la tierra (de ahí su característico color blanco). Está muy asociado con Tudela y toda la ribera alta de Navarra, donde se producen los espárragos blancos más demandados. Para su conserva, se escogen y se calibran uno a uno y en función de su grosor se clasifican y se presentan habitualmente en latas o en tarros de vidrio.
Aparte de un sabor que los convierte en auténticas delicatessen y muy reconocidos por los gourmets culinarios, los espárragos blancos tienen muchos beneficios para nuestro organismo: son antioxidantes, una gran fuente de fibra, favorecen el sistema inmunitario y son muy diuréticos.
Hemos escogido unos espárragos gruesos de Navarra de El Corte Inglés Selection, y hemos preparado con ellos una sencilla receta de espárragos blancos con una vinagreta de pimientos rojos y verdes. Corta los pimientos en brunoise, mezcla 60 ml de aceite de oliva virgen extra, 20 ml de vinagre de Jerez y sal al gusto. Agítalo bien para que emulsione, agrega los pimientos picados, y sirve la vinagreta sobre los espárragos blancos, bien escurridos de su jugo.
Nuestras huertas ocultan más joyas gastronómicas, como las alcachofas, uno de los mayores exponentes de los tesoros de la dieta mediterránea (el 80% de la producción y el consumo mundial se encuentran en España, Francia e Italia). La alcachofa es realmente una flor que aún no ha acabado de florecer, y que crece en una planta que puede llegar a alcanzar los dos metros de altura. La alcachofa al natural se consume entera, mientras que para las conservas lo que se consume son los corazones, la parte más tierna.
La alcachofa ha sido valorada por sus propiedades desde hace milenios, y es que nos aporta grandes beneficios para el hígado, ya que es un gran depurativo, para ayudar a reducir el colesterol alto, o para realizar mejor las digestiones.
Aunque podemos encontrar cultivos de alcachofas a lo largo del litoral mediterráneo, en Tudela se recolecta un tipo de alcachofa muy demandada por su gran calidad. Se trata de la variedad “Blanca de Tudela” y cuenta con su propia Indicación Geográfica Protegida. Podemos disfrutar de esta delicia con los corazones de alcachofa en mitades de La Tudelana. Y con ellos hemos preparado una sencilla pero riquísima tosta de alcachofa con pan candeal. Hemos escurrido y cortado los corazones de alcachofa por la mitad, los servimos en el pan, los regamos con un chorrito de aceite de oliva virgen extra y espolvoreamos un poco de sal en escamas, cebollino picado y pimienta.
Y es que pasión es lo que provocan los pimientos del piquillo. Esta variedad de pimientos es de pequeño tamaño (unos 7 centímetros), tiene forma triangular, su color es un rojo brillante, su piel es fina y su carne firme. Reciben su nombre por el pequeño pico en que termina la punta del pimiento. Esta variedad proviene de Navarra, donde su cultivo y envasado para conserva se realiza con el mayor mimo posible. Tanto es así, que tienen desde 1987 su propia Denominación de Origen Protegida: Pimiento del Piquillo de Lodosa. Para proceder a su conserva, los pimientos del piquillo se recogen en su momento de madurez, cuando han alcanzado su rojo característico, se asan con llama y se pelan en seco, sin agua ni otros líquidos que puedan afectar su aroma.
El sabor intenso de los pimientos del piquillo es espectacular, pero quizá lo que más destaca de esta pequeña joya carmesí es su versatilidad, ya que se pueden rellenar de muchísimos ingredientes: carne, pescado y marisco son los rellenos más habituales, aunque hay cientos de recetas distintas. Otra manera muy habitual de consumirlos es en ensaladas. Si los compras en tiras, como en la conserva de El Corte Inglés que te mostramos, serán el ingrediente estrella de platos como esta ensalada ligera de piquillos y cebolla morada. Si te apetece prepararla en casa, sólo tienes que pelar y cortar una cebolla morada mediana en juliana, bien fina, ponerla en un bol con el zumo de un limón, removiendo para que se impregne. Déjalo macerar 15 minutos mínimo. Escurre la cebolla del zumo de limón y mézclala con el contenido escurrido de un tarro de piquillos en tiras al ajillo. Alíñala con aceite de oliva virgen extra, sal y pimienta recién molida.
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