Descubre un menú lleno de sabores frescos y nutritivos. Esta semana destacamos el higo, una fruta exclusiva con un toque crujiente único entre las frutas.
Solo hay un momento para disfrutar los higos: desde finales de julio hasta septiembre. De pulpa delicada y jugosa, con un sabor dulce y un toque crujiente único entre las frutas, es muy apreciado en gastronomía. Si a estas cualidades sumamos su exclusividad estacional, el higo se convierte en un auténtico objeto de deseo. Se cultivan sobre todo en el sur de España, Extremadura, Baleares y el Levante, y existen muchas variedades, desde los oscuros y dulces hasta los verdes más suaves. Lo mejor es tomarlos frescos, pero secos o en mermeladas resultan una delicia. En la cocina salada, combinan bien con quesos, jamón, frutos secos o carnes asadas, aportando un contraste meloso y elegante.
Te proponemos un menú semanal día a día tan saludable y equilibrado como sabroso. Sigue nuestros consejos y recetas y la organización y planificación de tus comidas serán mucho más fáciles.
Tortitas de arroz integral con crema de queso light
Café o infusión
Melocotón
Dátiles sin hueso
Galletas light con crema de cacao bajo en grasa
Café o infusión
Gelatina 0%
Pan wasa con aguacate y unas gotas de aceite
Café o infusión
Bol de papaya
Guiso de pollo campero, canela y limón
Yogur líquido
Bol de yogur griego light con almendra laminada
Café o infusión
Fresas y fresones
Ensalada de lentejas con bacalao ahumado y queso
Gilda
Kéfir sobre higos frescos
Café e infusión
Barrita de cereales integrales
Lata de navajas al natural
Brochetas de sepia en verduritas y vinagreta de ajo y perejil
Tortilla francesa con champiñones cocidos
Café o infusión
Cerezas
Flan 0%
Blini con salmón ahumado y eneldo
Café o infusión
Melón
Morrillo de atún glaseado a la brasa, cremoso de patata y chips de puerro
Chuletas de Sajonia a la plancha con ensalada de lechuga, cebolla y tomate
El primer carpaccio nació en Venecia en los años 50 gracias a Giuseppe Cipriani, chef de legendario Harry’s Bar. Lo hizo para una condesa que no podía comer carne cocinada. Cortó finísimas láminas de solomillo crudo y las sirvió con una salsa suave. El plato, de tonos rojizos y blancos, le recordó a los cuadros de Vittore Carpaccio, y así lo bautizó. Dos siglos , también en Italia, ya existía otro plato de carne en láminas, el vitello tonnato, pero estas sí se servían cocinadas. Hoy, la técnica del carpaccio se aplica también a pescados, mariscos, frutas o verduras.
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