Descubre un menú lleno de sabores frescos y nutritivos. Esta semana destacamos las frutas deshidratadas, una fuente de fibra y antioxidantes.
Las frutas secas o deshidratadas no son frutas confitadas, ni frutas tratadas con azúcares añadidos, sino frutas frescas a las que se les ha eliminado gran parte del contenido de agua mediante distintos métodos, como el secado al sol, el horneado a baja temperatura o la deshidratación por aire caliente. Conservan casi todos los nutrientes del fruto fresco, aunque su concentración de azúcares naturales es mayor por gramo de peso. Se pueden tomar tal cual o añadirse a ensaladas, panes, yogures o mezclas de frutos secos. Son una excelente fuente de fibra, antioxidantes y, sobre todo, un sano chute de energía rápida.
Te proponemos un menú semanal día a día tan saludable y equilibrado como sabroso. Sigue nuestros consejos y recetas y la organización y planificación de tus comidas serán mucho más fáciles.
Postre de soja con frutas deshidratadas
Café o infusión
Kiwi
Corvina con costra de mayonesa
Vaso de horchata light
Tostada de pan integral con queso fresco de cabra
Café o infusión
Melocotón
Hamburguesa, manzana y pan de nueces e higos
Leche de soja con con cereales integrales y semillas de açai
Café o infusión
Ciruelas
Tacos de bonito macerados en salsa de soja
Queso fresco con orégano
Bol de sandía y melón con aderezo de zumo de limón
Café o infusión
Yogur líquido
Cracker con tapenade
Smoothie de yogur griego light, pera y fresas
Café e infusión
Tortita de arroz con loncha de jamón serrano
Entrecot con especias árabes a la plancha
Manzana
Ensalada de rúcola, mozzarella y frutas secas (pasas, orejones, ciruelas..) con aliño de aceite, vinagre y sal
Bocatín de pan de cereales con tomate rallado, AOVE y jamón cocido
Café o infusión
Albaricoque
Pota guisada con tomate y garbanzos
Flan 0%
Revuelto de atún en lata al natural
Café o infusión
Bol de arándanos frescos y kéfir
La pota, tan parecida al calamar en aspecto, pertenece en realidad a otra familia de moluscos. Se pesca en aguas profundas y suele ser más grande y económica, lo que la convierte en una opción muy frecuente en la cocina diaria. De hecho, no es raro que te den pota por calamar sin que lo notes. Aunque su carne es algo más firme y menos delicada, bien cocinada resulta sabrosa y versátil. En España es muy popular en Andalucía, donde se prepara a la plancha, en adobo o frita. Se adapta a casi todo: guisos marineros, arroces o rebozada. Para distinguirla del calamar, hay que fijarse en su piel, más gruesa y con tonos más rojizos.
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