Descubre un menú lleno de sabores frescos y nutritivos. Esta semana destacamos el cuscús, un ingrediente con muchas variedades y propiedades muy similares a la pasta.
El cuscús no es un grano, sino bolitas de sémola de trigo duro, cocidas y secadas hasta obtener su forma característica. Originario del norte de África, es básico en platos tradicionales como el cuscús con cordero y verduras o el cuscús royal. Hay distintas variedades: tradicional, integral, perlado o israelí (más grueso) y otros hechos con cereales como maíz o espelta. En España, el cuscús más habitual es el precocido de grano fino, que se comercializa seco y listo para hidratar en pocos minutos (no lo hiervas nunca, pues se pone gomoso). Puede sustituir a la pasta en casi todas sus recetas típicas y, de hecho, nutricionalmente son muy similares.
Te proponemos un menú semanal día a día tan saludable y equilibrado como sabroso. Sigue nuestros consejos y recetas y la organización y planificación de tus comidas serán mucho más fáciles.
Tostada de hogaza integral con aguacate triturado
Café o infusión
Papaya en dados
Tomates rellenos de cous-cous con fresa y mango
Postre de soja
Leche desnatada con cacao bajo en azúcar, y galletas integrales
Café o infusión
Fresas
Bagel de queso crema ligero y trucha ahumada
Café o infusión
Sandía sin pepitas
Pechugas de pollo rellenas con paté bajo en grasa
Tomates cherry aliñados con AOVE y sal
Kéfir con arándanos frescos
Café o infusión
Gelatina 0%
Melón con jamón serrano
Pan wasa con queso crema 0% y mermelada light
Café o infusión
Kiwi
Barrita de cereales integrales
Tortilla francesa de jamón cocido con grisinis
Café o infusión
Mango en dados
La fritura andaluza se define por no ser aceitosa. Usan pequeños pescaditos o mariscos, harina de trigo o garbanzo (o mezcla de las dos) en un ligero rebozado y papel de estraza como gran ayudante. Ya en el siglo XVII existían puestos ambulantes en Cádiz conocidos como freidurías, donde el pescado frito se vendía envuelto en papel de estraza —como cucuruchos—, lo que ayudaba a absorber el exceso de aceite. Este detalle, además de práctico, refleja el cuidado que siempre se ha tenido para que la fritura sea ligera y respetuosa con el sabor del producto. Por cierto, queda otro secreto: que la sal se añade siempre al final.
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